Una mujer jubilada, un hombre de setenta años y un robot con forma de joven de 23 años son los tres personajes de Alba, una pieza teatral sobre la inteligencia artificial y sus efectos en las relaciones humanas, que rompe barreras formales y busca nuevos lenguajes escénicos en el Teatre Nacional de Catalunya.
La obra cuenta la historia de una mujer que adquiere un sistema de inteligencia artificial para que la acompañe en el último tramo de su vida y decide que sea una réplica de ella misma cuando tenía 23 años. «La obra se hace preguntas sobre la inteligencia artificial, pero sobre todo la utiliza para ver cómo los humanos reaccionamos ante ella y para hablar de relaciones personales», ha explicado Marc Artigau, autor del texto.
El nombre completo de la pieza teatral que dirige Raimon Molins es Alba (o el jardín de las delicias) porque el famoso cuadro de El Bosco está muy presente en todo momento. La profesora jubilada, que interpreta Montse Guallar, está preparando una conferencia sobre este cuadro y recita tres fragmentos de sus apuntes «que pueden referirse tanto al cuadro como a la propia obra de teatro», según Artigau.
«Una de las ideas de la obra es que la inteligencia artificial no suprime la soledad, sino que te permite afrontarla de otra manera», ha añadido el actor Lluís Marco, que interpreta al hombre de la obra, al que el autor no ha dado un nombre. Las convicciones de ambos personajes irán cambiando a lo largo de la obra, en un desarrollo argumental «que no defiende ni ataca la inteligencia artificial ni da respuestas, sólo plantea preguntas y abre el debate», ha declarado Artigau.
Preguntas como las que se plantean el posthumanismo, «una teoría que defiende que el homo sapiens pronto dará paso al homo tecnológico, que serán hombres evolucionados y mejorados gracias a las nuevos conocimientos científicos», ha añadido su director. Una idea que sobrevuela esta obra que habla de relaciones humanas «de vejez, de olvido y de la identidad individual que cada uno de nosotros creamos con nuestros recuerdos», según la joven actriz Clàudia Riera, que da vida al sistema de inteligencia artificial con cuerpo de mujer llamado J.
Mediante un sistema de proyecciones de vídeo sobre cristales holográficos, los intérpretes consiguen moverse dentro del cuadro de El jardín de las delicias y comunicarse con los espectadores con un lenguaje poético y visual que rompe barreras.
Alba (o el jardín de las delicias) podrá verse en el Teatre Nacional de Catalunya del 29 de noviembre al 23 de diciembre.