En el proceso de ensayos de Mares i Filles, el musical íntegramente cantado e interpretado por Nina y Mariona Castillo; la compositora Clara Peya tuvo una idea: “¡David, hagamos una trilogía musical de dos intérpretes!”. David Pintó –dramaturgo y director de musicales–, de broma, le puso título a la que sería el segundo musical: Homes Foscos. Llegó el estreno de Mares i Filles y ahí quedó la idea. Al cabo de un mes, ya estaban escribiendo esta segunda obra que ahora se hace realidad en El Maldà.
Clara y David tenían claro que después de un musical que explicaba la relación entre dos mujeres, ahora harían un proyecto que hablara de la relación entre dos hombres, y éstos debían ser los actores de musicales Marc Vilavella y Rubén Yuste. Una pareja perfecta para este thriller musical oscuro y turbulento. Por entonces, los dos estaban trabajando en Mar i Cel, siendo el cuarto musical que hacían juntos. Según Rubén, con Marc siempre han tenido mucha conexión escénica, y poder trabajar con David y Clara, a quienes admiran, hace que el equipo y el proyecto sean perfectos.
El musical, a diferencia de la primera obra de la trilogía; nos presenta una línea argumental más elaborada: un famoso guionista de cine está en crisis creativa, un momento de su vida en el que aparece un misterioso personaje con el que compartirá su soledad. La obra se contextualiza en la América de los años 40, una época en la que las convenciones sociales les obligan a reprimir sus deseos, sus sentimientos, hasta tal punto que, en una relación tormentosa y destructiva, los dos sacan lo peor que tienen dentro, en un juego de poderes entre el odio y el amor.
El musical nos presenta la relación entre dos hombres, pero solo es la excusa para hablarnos realmente de temas que van más allá: la soledad, el aislamiento, a qué estamos dispuestas las personas para no sentirnos solos, la violencia física y el maltrato, el abuso de poder… Un cóctel de una hora con temas musicales que interpretativamente, según nos cuenta Yuste, hace que los actores pasen por muchísimos estados: “se habla de una relación en la que hay unos juegos de poder brutales, en la obra eso se traslada a momentos emocionales muy fuertes en muy pocos minutos; a pesar de estar acostumbrados a trabajar en musicales de dos horas y media, realmente es más cansado que cualquier otro musical.”
Pero a pesar del cansancio y el desgaste actoral que supone Homes Foscos, para Rubén Yuste, éste ha sido un musical que le ha cambiado profesionalmente: “Ha sido un proceso increíble, tanto en la dirección con David Pintó, que saca lo mejor de ti, y eso se agradece porque es muy difícil encontrar un buen director de musical. Como por la música de Clara Peya, una música que como público entra muy bien, es muy agradable, pero que es muy complicada de interpretar. Hemos tenido que cambiar la técnica que teníamos de base, para adaptarnos a la manera en la que Clara entiende los musicales, con una técnica en la que el espectador puede seguir la historia sin darse cuenta de que los actores están cantando”. Todo un aprendizaje que Rubén resumen con una afirmación contundente: “Soy un actor diferente después de Homes Foscos, este musical me ha hecho crecer mucho profesionalmente, me ha cambiado como actor”.
Para el equipo de este thriller musical, el género de teatro musical está cambiando. La percepción del musical como la hemos tenido siempre, del musical grande y épico, seguirá existiendo; pero cada vez surgirán más musicales del tipo de Homes Foscos, en el que la música no es una excusa, sino un vehículo que el cuerpo de los actores utiliza para expresar lo que les está pasando, a través de los sentimientos del personaje. Así, la fusión entre el personaje y la voz es mucho más fuerte, algo que de momento no pasa tanto en los musicales grandes y que tenemos la oportunidad de disfrutar con Homes Foscos hasta el 8 de mayo en El Maldà.
Texto: Eirene Ramos
