Caryl Churchill es una de las autoras de teatro anglosajonas más reconocidas y representadas, pero todavía es bastante desconocida en nuestras salas. La compañía Teatre de l’Enjòlit quiere poner solución y nos trae El setè cel, una producción atrevida de dimensiones más grandes que las que suele acoger la Sala Beckett, y que ha podido alcanzar gracias a la co-producción de la sala independiente La Planeta.
Un elenco de siete actores dan vida a quince personajes de dos épocas diferentes: el primer acto nos transporta a un país africano, en la época colonial (trajes victorianos incluidos), donde el hombre blanco impone sus ideales; el segundo acto nos hace volver a nuestra contemporaneidad, desde un parque de Londres, donde veremos qué ha cambiado y qué no lo ha hecho tanto.
UNA COMEDIA QUE MUERDE
El setè cel, traducido por primera vez al catalán por un actor de esta misma producción, Arnau Marín, es una comedia … pero una comedia que muerde. Caryl Churchill critica, y no da soluciones: nos hace buscar nuestras propias. Nos distancia de los personajes con inversiones de género de los actores (una mujer embarazada interpreta un niño, por ejemplo), nos lleva a identificarnos con los roles y las contradicciones en las que caen los personajes, y lo hace con una visión poliédrica, abierta . Y con música, ya que el espectáculo incluye canciones, con letra de Churchil pero compuestas especialmente para el montaje.
Un proceso familiar se convierte en algo extraño, haciéndonos tomar conciencia de nuestra propia extrañeza. El setè cel es un viaje hacia el autoconocimiento con la sexualidad como temática principal, entendida como algo que, queramos o no, define nuestra identidad como individuos. Pero como buen viaje no se queda aquí y también explora los temas de la violencia, la educación y la represión social, los dogmas que perpetuamos inconscientemente.
UN VODEVIL NEGRO, INTIMISTA Y MODERNO
Caryl Churchill domina el lenguaje teatral y juega con la dramaturgia a diferentes niveles: en esta obra que, según sus protagonistas, se inicia como un «vodevil negro» y evoluciona hacia más intimista, se sobreponen dos actos, dos épocas y dos códigos teatrales, al igual que se sobrepone, en nosotros, nuestra identidad con nuestra herencia.
La directora del montaje, Gloria Balaña, explica que la adaptación que ha requerido esta obra, estrenada en 1979, ha sido mínima: no es sólo actual, sino que incluso ahora nos parece moderna, tanto por contenidos como por la forma, hasta el punto de que el director de la Sala Becket, Toni Casares, lamenta entre bromas que no sea una producción propia.
Texto: Neus Riba