El Teatre Lliure propone hasta el 26 de marzo un clásico de Arthur Miller Tots eren fills meus con dirección de David Selvas y traducción de Cristina Genebat, una crítica al modelo de vida americano de posguerra y al mercantilismo capitalista.
«La obra tiene ahora más sentido que nunca, porque puede hacernos reflexionar sobre el único modelo económico y social que hay ahora y que damos por bueno: o arreglamos el capitalismo los que creemos u otra opción no es viable» , ha explicado Selvas. El espectáculo, protagonizado por Emma Vilarasau y Jordi Bosch, cuenta la historia de Joe Keller y Steve Deever, dos antiguos socios de una fábrica de piezas de aviones que, durante la Segunda Guerra Mundial, sirvió unas piezas defectuosas y provocó la muerte de muchos jóvenes soldados. Mientras Deever lo pagó con la cárcel, Keller quedó libre y acabó enriqueciéndose. Pasados los años, y debido al amor, sus hijos respectivos desencadenarán las trágicas consecuencias de aquella catástrofe.
Además del fracaso del sueño americano, el espectáculo habla también de la guerra y las heridas que deja, de los secretos familiares y de un pasado que siempre vuelve, así como de la asunción de las responsabilidades morales y legales por parte de los demás . El montaje con una actual puesta en escena reivindica también el papel clave de los jóvenes en la construcción de una sociedad más justa.
Completan el reparto Eduard Lloveras y Claudia Benito, que coprotagonizan el espectáculo junto con Bosch y Vilarasau, y otros nombres como Quim Àvila, Eduard Buch, Francesc Marginet, Gemma Martínez, Clara de Ramon y los niños y niñas Ricard Buján y Ramon Mir..
La obra más coral de Miller
Escrito en 1947, Tots eren fills meus es el segundo texto teatral del autor, cuyo éxito le decantó definitivamente en la escritura dramática. De hecho, el montaje permaneció en cartelera casi un año y recibió el Premio de la Crítica otorgado por el Círculo de Críticos de Teatro de Nueva York en 1948. Miller está considerado como uno de los dramaturgos norteamericanos más destacados del siglo XX.
Todos eran hijos míos es una de las grandes obras del dramaturgo junto con La muerte de un viajante y Panorama desde el puente, pero según Selvas, «esta es su obra más vasta, más coral. Para mí, es la mejor obra de Miller, sin duda».
Más información, imágenes y entradas en: