La Perla 29 presenta Cels, una «megaproducción» que mezcla la brutalidad de un atentado con la poesía más sutil de Wajdi Mouawad.
La productora que dirige Oriol Broggi vuelve a proponernos una obra de las que, dicen, hacen ir al teatro aquellos que no son habituales de los escenarios, como ocurrió con Incendis. A pesar de ser del mismo autor, formar parte de la misma teatrología y tratar temas similares, el estilo es totalmente diferente: el planteamiento de Cels recuerda a la serie Homeland, con una organización secreta como protagonista, formada por expertos internacionales que espían personas con el fin de evitar un ataque terrorista. Pero el argumento es inverso al de la producción de la estadounidense Showtime: el enemigo islámico es descartado en un inicio, cuando un componente del grupo se suicida, haciendo tambalear la vida personal del resto de protagonistas. El equipo, formado por un criptógrafo, una lingüista, un hacker, un ingeniero y ex militar que los dirige, es encarnado por los intérpretes de la compañía Xavier Boada, Marcia Cisteró, Xavier Ricart y Ernest Villegas, y la incorporación puntual de Eduard Farelo.
Wajdi Mouawad nos habla en Cels -epílogo del grupo de obras La sangre de las promesas-, de unos jóvenes tristes que canalizan su enojo hacia fines revolucionarios y que utilizan el arte para comunicarse. Unos jóvenes que ven en su futuro la herencia de unos padres que hacen guerras y los envían a ellos, los hijos; unos jóvenes enfadados con el mundo que les han dejado las generaciones anteriores, cansados de tantas muertes y de un sistema que sólo lucha por perpetrarse a si mismo, y de un poder que ha conseguido que no pensemos: a raíz de estas reflexiones, encontramos en Cels una carga filosófica muy grande, y un componente poético. El montaje es, además, un thriller, una obra de filigranas teatrales donde pasan cosas «muy fuertes», según sus actores. «Nunca había hecho una obra tan inteligente. Lo teníamos que hacer muy mal para estropearla», concluye Broggi, que hace de director.
La Perla 29 la describe como la producción más «arriesgada y grande» que ha hecho este año, y es que a pesar de tener menos intérpretes sobre el escenario que otras obras, cuenta con un gran esfuerzo a nivel técnico. Una escenografía de perspectiva «hipermoderna» que tiene un papel muy importante en una narrativa que incluye apariciones virtuales de actores como Andrew Tarbet, Clara Segura y Marta Marco. Las múltiples pantallas y proyecciones se mezclan en el escenario, y entre el público, con un jardín de estatuas y la obra pictórica en torno a la cual girará la trama, La Anunciación de Tintoretto: Arte al servicio de la revolución -y, claro, del teatro.
Texto: Neus Riba
