Barbara Mestanza estrenará a partir del 17 de mayo Sucia en el Teatro Akademia, una obra escrita, dirigida y protagonizada por ella misma, que relata en primera persona la agresión sexual que sufrió hace unos años en el barrio de La Latina de Madrid.
La obra, en palabras de Mestanza, surge de «la necesidad de sacar la mierda fuera y generar algo bonito y útil, de explica algo que pudiera ser útil a alguien, aunque fuera, simplemente por no sentirse sola «. «Lo primero que pensé mientras ese hombre me manoseaba era que yo estaba exagerando, que aquello no era un abuso, que los abusos no son así», explica la actriz.
La protagonista explica que ésta era una herida que tenía y que con los años iba empeorando. El cúmulo de sentimientos reprimidos impulsó a la protagonista a crear una obra que surge del deseo de hacer frente y utilizar su propio cuerpo y voz para ilustrar qué es el abuso.
«Quería mostrar la realidad de alguien que ha sufrido abuso para que no se convierta en una palabra, un número o un porcentaje con el que jugar en debates políticos»
La obra no sólo explica una historia de abuso al por menor, sino que también explora y examina el sistema que contribuye a la creación de agresores y víctimas. «Quería mostrar la realidad de alguien que ha sufrido abuso para que no se convierta en una palabra, un número o un porcentaje con el que jugar en debates políticos o discusiones triviales en el metro o en alguna reunión social», afirmó. Como parte de un proceso para intentar curarse del suceso, la actriz crea una obra que aborda las partes más oscuras y menos conocidas del abuso sexual y se centra en la reacción que tiene la sociedad frente a estas situaciones : «¿Por qué no hiciste nada?», es la pregunta que muchas personas le hacían después de escuchar su experiencia.
En Sucia, en la que la actriz comparte el papel principal con el actor Nacho Aldeguer, busca cambiar los roles para fomentar la empatía y conseguir una comprensión global que trascienda las identidades de género. Para ello pone al hombre en el lugar de la víctima para fomentar una perspectiva diferente que permita reconocer el poder y el dolor que pueden ejercer los demás. A través de entrevistas con expertos, ofrece una visión más objetiva de los abusos que permite pasar de considerarlo como casos aislados a entenderlos como un problema estructural del sistema.
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