Arquillué, Villanueva y Orella, el tridente de 'Art' en el Teatre Goya

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Tres grandes actores, Pere Arquillué, Lluís Villanueva y Francesc Orella, para un texto de éxito internacional. Arte, de la francesa Yasmina Reza, se ha traducido a 35 idiomas y se ha representado en todo el mundo. Ahora llega al Teatro Goya dirigida por Miquel Gorriz, convencido de que se trata de una comedia que «roza la perfección».

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«Mi amigo Sergi se ha comprado un cuadro». Con esta primera frase que hace dieciséis años pronunciaba José María Pou en la versión de Arte dirigida por Josep Maria Flotats, el público ya estallaba a reír. Ahora, como director del Goya, está convencido de que el éxito se repetirá. Tanto que la ha programado durante cinco meses. Pero ¿qué tiene, Arte, para ser una de las obras más representadas de un autor vivo? Para Arquillué, impulsor del proyecto, no sólo es el hecho de que es una comedia «casi perfecta», sino que además «habla de muchas otras cosas: la amistad, pero sobre todo la dificultad de ponerse en el lugar del otro, la incomunicación».

Arquillué, Oreja y Villanueva interpretan tres amigos que verán afectada su amistad a raíz de la compra de un cuadro pintado de blanco por valor de 200.000 euros por parte de uno de ellos dado que, a ojos de los otros dos, se trata de una tomadura de pelo. Villanueva está convencido de que el valor de «este magnífico cuento de Yasmina Reza es como la gente se transforma ante este cuadro blanco, como todos los personajes quedan desnudos». De alguna manera, cree, el cuadro «es el traje nuevo del emperador». Y es que, explica Pou, «el cuadro es sólo la pequeña semilla de donde nace todo: la cuestión del valor del arte, la amistad y, sobre todo, la enorme miedo de quedarse solo, apartado del grupo».

La obra se sitúa en los años 80 en París, donde «el papanatismo» -en palabras del director del montaje- en torno a este tipo de arte era mucho más presente que hoy. Jordi Galceran, que ha hecho la traducción, sin embargo, la ha situado en Barcelona para hacerla más cercana al espectador convencido «de que no afecta a la trama» y le permite «mantener con más fidelidad el juego de insinuaciones de los personajes».

Para Oreja este tipo de textos son los que dan sentido al teatro por el «valor de la palabra y la acción». No sólo porque se trata de un «engranaje brillante», sino también porque «tiene una parte ácida muy interesante» que hace que «además de hacer reír, se estén diciendo muchas cosas».

La puesta en escena, explica Gomiz, es absolutamente minimalista. «Lo que quiero es que resalte al máximo la teatralidad del texto y dar efectividad a la palabra y los silencios porque es una obra donde tan importante es lo que se dice, como lo que no se dice». Y es que, según el director, quien piense que Art ha tenido tanto éxito en todo el mundo es porque es una comedia fácil, se equivoca. Para Pou, estamos ante un clásico del teatro de la segunda mitad de siglo XX para que «inauguró un género teatral que huía de la comedia de boulevard ligera convencional» y apostaba por hablar de la amistad a través de unos personajes urbanos e inteligentes. Un género que representa, aún hoy, un gran número de los montajes que pueden verse en París.

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