Impresionante interpretación musical de locura y desolación

Wozzeck

Wozzeck
27/05/2022

Alban Berg basó su obra en un texto teatral de Georg Büchner, autor austríaco que vivió 23 años (1813-1837). Las ideas utópicas comunistas de Büchner se reflejan en este texto en el que hay un sentimiento de conmiseración por las clases populares reducidas a la desolación. Büchner dejó esta obra inacabada. Por un error en la transcripción, el título inicial de Woyzeck fue Wozzeck en la partitura de Berg. Se han realizado muchas adaptaciones, desde obras de teatro hasta musicales o teatro de marionetas.

Büchner se basó en un hecho real. En la biblioteca de su padre cirujano, pudo leer el historial médico del caso Woyzeck. Un soldado había matado a su amante por presunta infidelidad. Parece que Woyzeck tenía un cierto grado de enfermedad mental que no impidió que fuera a la guillotina el 27 de agosto de 1824.

En 2013 pudimos asistir a Woyzeck, una adaptación teatral de la Compañía “Parking Shakespeare” dirigida por Marc Rosich con una escenografía minimalista, sobria y elegante. En esta ocasión el Liceu nos trae una producción del festival de Salzburgo que es una explosión para los sentidos gracias a William Kentridge, artista plástico polifacético sudafricano. Cada escena es una sorpresa. La acumulación de elementos en equilibrio inestable no impide a los cantantes solistas y al coro moverse con una absoluta normalidad por un escenario cambiante. No se puede describir el magnífico acompañamiento que hace Kentridge a la música atonal de Berg, los cambios de luces, las proyecciones, los dibujos animados al carbón de escenas de guerra, las rápidas modificaciones de los elementos escénicos aprovechando momentos de semi oscuridad. La impotencia y la autodestrucción están fielmente representadas. La música dodecafónica de Berg se encuentra a gusto en este escenario. La fuerza de los instrumentos de viento metal y la percusión bajo la experta batuta de Josep Pons adquieren una potencia indescriptible. Matthias Goerne es el barítono protagonista con una gran fuerza dramática, demostrando con la voz y de manera sublime sus desequilibrios emocionales. La Marie de Annemarie Kremer se adapta perfectamente a Wozzeck en la voz y la expresión corporal tanto en los momentos más sugerentes como en los más tiernos como la canción de cuna para Bub del primer acto. El resto de la plantilla vocal añade intensidad al contenido dramático y vitalidad a la excelente música de Berg.

Es una ópera corta pero intensa en la que no falta una escena para el coro del Gran Teatre del Liceu y una pequeña intervención del Cor Vivaldi – Escola IPSI así como una danza con un ritmo frenético y movimientos sincopados que ilustran el arrepentimiento de Wozzeck y su locura.

Es una gran propuesta de esta temporada que no se puede perder ningún aficionado a la ópera.

← Volver a Wozzeck

¡Enlace copiado!