Podríamos decir que Veracruz tiene más de conferencia que de teatro, pero su progresión dramática, la implicación de Luisa Pardo en el relato y, sobre todo, el nudo que tienes en el estómago cuando todo acaba dan fe de que lo que acabas de ver va más allá del formato documental o divulgativo.
Veracruz explica cómo la corrucción política y el narcotráfico han convertido una región normal y corriente de México en un infierno en el que nadie está a salvo, en el que los periodistas son asesinados a diario, en el que la violencia es cotidiana. Un relato sencillo, lúcido, muy valiente y cargado de sobriedad para contener la tristeza infinita que genera en el oyente.
Escuchar a Luisa Pardo provoca rabia, dolor e impotencia, y por eso es tan necesario ir a conocer su historia.