Muerte y vida en un solo acto

Una gossa en un descampat

Una gossa en un descampat
30/09/2019

El teatro facilita entrar en la más profunda intimidad de las personas cuando lo permiten. Entonces vemos que lo desean y enseñan sin pudor. Por esto valoramos tanto el valor de Claudia Cedó, la autora del texto y también la de Sergi Belbel, el director que pasó por una experiencia similar. Esta necesidad de mostrar esta parte tan íntima de su historia es, y se demuestra en el texto, terapéutico para ellos y seguramente, muy enriquecedor para nosotros.

No es una situación extraordinaria ni un hecho excepcional aunque afortunadamente, infrecuente. Lo que sí que es excepcional es la manera de presentarlo, de explicarlo, de hacernos partícipes de un dolor y un duelo que de lejos o de cerca habíamos vivido otras veces. Una madre pierde un hijo antes de nacer y como un drama sobreañadido tienen que tomar una decisión muy difícil: acabar con el embarazo por el riesgo que supone para la madre y las elevadísimas posibilidades de muerte intrauterina.

Una madre, Maria Rodríguez, se hunde después de la tragedia y la lucha consigo misma y su consciencia encarnada por Míriam Monlleó la hacen sobrevivir.

Como si de una terapia psicoanalítica se tratara, su yo inconsciente la lleva por los dolorosos caminos de los recuerdos que ella quiere olvidar, la sacude, la enfrenta a sus miedos, a las sombras y a los silencios, la obliga a hablar y a revivir aquel momento tan duro. Consigue incorporarlo a su vida proporcionándole un sentido que ella no podía encontrar.

La escenografía (un descampado sucio, oscuro y lleno de deshechos) es desoladora, como el cuerpo y el alma de la protagonista después del drama. Con gran esfuerzo ella le acaba de dar luz en forma de globos de colores que se elevan lentamente. Todo un simbolismo de Max Glaenzel.

El guión de Claudia Cedó y la dirección de Sergi Belbel han dado un giro y una posibilidad de renacer en una situación grave y desesperada

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