Ubú Rei es un trampolín. El punto de partida del riesgo, el talento y el juego. Cada escena está pensada para sorprender al espectador, para dibujar una sonrisa en sus labios utilizando una gran variedad de recursos escénicos que se suceden a un ritmo frenético y que van desde los cambios de roles hasta los momentos musicales. Pero, a pesar de que Ubú Rei se deja hacer sin oponer demasiada resistencia, tantas ganas de sorprender acaban saturando un poco y hieren el resultado final. También hay que remarcar que se hacen muchas referencias a la actualidad citando por ejemplo al ministro de educación, la niña, la crisis… Pero da la sensación que van a buscar más el gag que la crítica social.
De todos modos, vale la pena ver el trabajo que hacen los actores y las actrices encima el escenario. Son pura energía. Cuando trabajan todos juntos da la sensación que pasan por encima del texto y de la propia historia, y muestran un potencial que seguro que irá creciendo a medida que sigan experimentando.