Un Shakespeare llano

Timó d'Atenes

Timó d’Atenes
05/11/2014

Tildar este Shakespeare de llano puede parecer arriesgado cuando, a primera vista, esta de-construcción se nos presenta exuberante, extrema, colorida y musicada -de manera bastante tòpica- desde el principio hasta el final.

La lectura que se hace de la obra -una de las tragedias más complejas del autor en el fonde y en la forma- es plana y dolorosamente superficial sólo en algunos de sus puntos. Parecería que, a ojos del director David Selvas, trasladar la Atenas clásica en que está situada la acción original a la Atenas actual significa desprender de complejidad y profundidad a algunos de los personajes descritos por bardo y hacerlos hablar y relacionarse como adolescentes en un micro-mundo que empieza y termina en una fiesta de música techno.

Shakespeare, como cualquier otro autor clásico, está a disposición de cualquier creador contemporáneo para hacer lo que se quiera en favor del arte y la comunicación: de-construirla, adaptarla, modernizarla, romperla o simplemente reproducirla para disfrutar del sublime uso del lenguaje y la metáfora… manteniendo, sin embargo, siempre -es la opinión de este humilde espectador- la esencia de lo que Shakespeare hizo con su obra: una solemne indagación en el conflicto de las pasiones, necesidades e intereses del hombre en su relación con el hombre.

A destacar: el trabajo de Julio Manrique, emocionante gracias a los momentos más pausados e íntimos que le permiten el espacio y el tiempo para desarrollar el conflicto de su personaje; y de Óscar Rabadán que compone un carácter serio y contundente, manteniéndose al margen de la chanza y comparsa de otras escenas.

Un espectáculo que recomiendo por el buen trabajo del protagonista y porque es una obra brutalmente interesante y actual que habla la relación del hombre con el hombre, con el dinero y con la construcción de su contexto vital en el que debe terminar viviendo y encontrando el sentido de su existencia. No recomendada para espectadores que renieguen de modernismos rellenos de tópicos y recursos estéticos que resultan gratuitos si el primer trabajo, el esencial, el de encontrar una verdad sobrecogedora y sensible no está bien resuelta desde el comienzo.

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