David Selvas ha hecho una creación muy personal y alejada de Shakespeare, cosa que hizo ya con la Hedda Gabler de Ibsen hace un par de años en el Lliure. Su Timó d’Atenes es completamente un drama contemporáneo con estética, personajes, situaciones y problemas de nuestros días. Cuando oímos las palabras resonantes de Shakespeare enmedio de un escenario banal y embrutecido el choque es grande, y todavía lo es más si le añadimos una banda sonora de música disco. El cóctel es impactante y demoledor, pero tengo que reconocer que me gustó porque me sacudió.
Por encima de todo, hay que alabar sin matices el trabajo de Julio Manrique, un gran actor que aquí se supera. Encarna el personaje de Timón a lo largo de sus fases evolutivas con naturalidad y sin histrionismo, sin exageración. Sus sentimientos son auténticos, no hay afectación, el tono de voz es siempre el adecuado en cada caso, y la caracterización física es impresionante. Sin Manrique Timó d’Atenes no sería ni por asomo tan impactante. Verdaderamente, él eclipsa el resto de actores.
Me encanta Shakespeare y me encantan los dramas contemporáneos. Quizás por esto este Timó d’Atenes me gustó. No porque perteneciese a la primera categoría, sino a la segunda.
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