Este musical del Off-Broadway fue todo un éxito en nuestra ciudad cuando se estrenó por primera vez ahora hace quince años. De alguna manera, se puede decir que el paso del tiempo ha servido para reafirmar aquello que ya se veía entonces, es decir, que aquel simpático musical de pequeño formato era y es un auténtico diamante en bruto. Escenas divertidas con las cuales identificarse, canciones pegadizas, letras rellenas de ironía y una estructura original son algunos de los ingredientes de esta obra que han hecho enamorar a miles y miles de personas en varias partes del mundo a lo largo de estos años. Así pues, este es un claro indicador de que el amor es un tema universal y da igual qué color de piel tengamos, a qué cultura pertenezcamos y qué edad u orientación sexual tengamos, puesto que todos lo hemos vivido en algún momento u otro de nuestras vidas (con las alegrías y las penas que esto comporta, claro). Por eso, este musical consigue a la perfección su propósito, que no es otro que nos riamos durando casi dos horas de las diferentes situaciones que se viven alrededor del amor a lo largo de toda la trayectoria vital del ser humano. Así pues, la obra irá enlazando diferentes historias de unos personajes que no tienen nada a ver entre si, pero que al mismo tiempo, y siempre hipotéticamente, no sería difícil de imaginar que se tratara de los mismos personajes en diferentes etapas de sus vidas.
Este montaje cuenta con cuatro intérpretes que hacen un espléndido ejercicio de transformación actoral, como consecuencia de los numerosos personajes que tienen que ir representando sucesivamente cada uno de ellos, a través de una dirección dinámica y acertada de Elisenda Roca. De hecho, todos ellos están maravillosos, al igual que los dos músicos que los acompañan en escena. Sin duda, este musical es una auténtica delicia en todos los sentidos, el cual hará pasar un buen rato tanto a los espectadores más exigentes como a los que no lo son tanto.