La estética al Servicio de la visibilización de un trastorno

Suite Toc núm 6

Suite Toc núm 6
18/04/2019

Las Impuxibles nos sorprenden día a día y con cada nuevo espectáculo por su compromiso social y por la innovación en la composición, en la puesta en escena y por la coreografía.

Clara Peya, premio nacional de cultura de este año, se desnuda delante del público hablando de su TOC (trastorno obsesivo compulsivo) con el que ha llegado a convivir pacíficamente. Del TOC de la Clara habla también su hermana Ariadna Peya de una manera conmovedora. También se desnuda ella porque la ha acompañado, la ha apoyado siempre pero también ha sentido invadido su espacio personal. Y ella baila esta desesperación llena de amor y respeto cruzando la barrera del escenario invadiendo el público con una proyección: “Por qué ocupas tanto espacio?”

La gran Clara Peya aprovechando una posición de reconocimiento puede descubrir su intimidad y la descripción que hace de ella misma la engrandecerá todavía más. Y es por ello que se siente con fuerza y a su vez en la obligación de decirlo para normalizar y visibilizar la situación de muchas otras personas que sufren algún tipo de trastorno que ocultan y, a veces, se avergüenzan de él. Como dice Italo Calvino. “son enfermedades que se mantienen en secreto como una culpa”. Y para normalizar y desculpabilizar han presentado un espectáculo estéticamente impecable. Podríamos hablar de todo: de la obsesión en forma de mil pianos que se van moviendo por el suelo del escenario de manera vertiginosa, de la descripción de la evolución del trastorno en variadas y diferentes escenas, de los monólogos que expresan un interior torturado y torturante o de las coreografías de Ariadna Peya.

Aunque son cinco personas en escena (Pau Vinyals, Adrià Viñas, Èlia Farrero, Clara y Ariadna Peya), no hay personajes. Todas ellas interpretan a la misma Clara o aspectos más abstractos del trastorno y lo hacen a través de diferentes disciplinas: danza, lenguaje de signos, circo, música, proyecciones, texto… acompañadas de la deliciosa, creativa y sensorial iluminación de Jordi Berg. Y llenando todo el espectáculo, la música de Clara Peya.

Lamento deciros que ya no podréis ver esta joya si no tenéis entradas porque han colgado el letrero de “agotadas las localidades” todos los días.

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