La ventaja de las salas más pequeñas, y Àtic 22 es ciertamente un paradigma de lo que voy a decir, es que puedes disfrutar del trabajo de los actores a una distancia mínima, aquella donde puedes captar los matices de la respiración, las miradas y todo lo que pasa bajo la piel del intérprete. Y en el caso de Si planeas vengarte cava dos tumbas os aseguro que bajo la piel de Annabel Castan y Dani Arrebola pasan muchísimas cosas, algunas muy oscuras.
Una habitación de hotel, muchos silencios y algunas mentiras son los ingredientes de un texto con un toque sórdido e incluso decadente que me resultó de lo más atrayente.
Muy muy recomendable.