Los cinéfilos dicen que las mejores películas de la historia son aquellas que han sido encarnadas por actores afines a sus personajes. Entonces pues, como apunta este anunciado, nada como una mente obsesiva para meterse en la piel de Drácula o un hombre endiosado para interpretar a Ricardo III. Aunque mi pregunta es: ¿Cómo debe ser verdaderamente el actor que interpreta el personaje narcisista que tiene el papel de Rey Lear en la obra Shakespeare y compañía?.
Shakespeare y compañía es obra teatralizada que representa, a su vez, los dramas y tragedias del gran dramaturgo inglés. Aunque, si queremos ser precisos debemos atender a la pregunta que Jessica Walker, su directora, lanza retóricamente al espectador. ¿Es una obra de Shakespeare o sobre Shakespeare? Una obra de Shakespeare, sí, porque los pasajes por Romeo y Julieta y el Rey Lear son inconfundibles. Eso sí, es necesario que el espectador esté mínimamente familiarizados a ellos; es el peligro de anclarse en un lugar común, que alguien puede perderse por el camino. Sobre Shakespeare, también. Porque la vida ambigua y gris del dramaturgo, el hombre que tanto habló de amor y que apenas atendió a su familia, sale de luz.
Y entre este de y este sobre, las escenas se hilan con gracia, humor y también con profundidad narrativa. La ficción se diluye con la realidad hasta lograr confundir al espectador sobre la capa interpretativa de metateatro en la que se encuentra. Como en el cuadro de las meninas de Velázquez, una escena dentro de otra escena. Como en el premiado libro de Paul Beckhamn Novela, una historia dentro de otra historia. Como la vida misma, hombres y mujeres confundidos con su misma máscara y su propio personaje.