Espíritu es un espectáculo de Santi Rodríguez y es tan emocionante como la vida.
En un segundo todas las emociones fluyen y puedes pasar de la risa, a emocionarte y casi llorar al mismo tiempo.
El monólogo está muy bien hilado y pasa de un tema a otro de manera casi orgánica o natural.
Entré sin saber que me iba a encontrar (como siempre), ya que sabéis que odio leer la sinopsis y al salir lo he hecho en paz, como si me hubiese quitado un peso de encima, como si alguien (que es Santi) me hubiese dicho todas las cosas que necesitaba escuchar.
Tras todo lo que hemos pasado y hemos acumulado (no sólo en dos años, sino con el tiempo), siento que el teatro es una terapia y que Santi, con su energía, con su forma de explicar las cosas y el modo en el que se mete al espectador desde la sencillez y la pasión que notas en él sobre el escenario es un regalo enorme y lo recomiendo encarecidamente.
Espíritu son las palabras que un día decidiste obviar, lo que tenías que haber hecho y dicho, lo que piensas y no te atreves.
Un homenaje a los que no están, pero también una reflexión para los que nos quedamos: un canto a la vida.
Este espectáculo sin Santi no sería lo mismo, ya que lo que transmite sobre el escenario es estremecedor y brilla por si sólo.
La escenografía unida al talento de este actor son puntos positivos: enriquece el espectáculo.
No os voy a desvelar mucho más, pero algunos giros de guion cuando no te lo esperas son ¡Chapeau!
Siento que me repito como el ajo, pero es que salgo emocionada, feliz, en paz y con las ideas desordenadas, pero no quiero que se me escapen, ya que la vida son dos días.
También salgo extrañada, ya que en muchas ocasiones hablar del más allá da miedo, pavor y la gente se suele estremecer, pero como os decía un poco más arriba de esta humilde opinión con Santi Rodríguez saldrás con otro punto de vista, con otra perspectiva con menos miedo de los que se han ido…
Recomendable al 100%