Tic, tac, tic, tac, tic, tac…. Ser o no ser madre… ¿es esa la cuestión? Ángela Palacios nos platea esta pregunta en Salve Regina, una propuesta en formato monólogo con mucho humor, pero que sin darte apenas cuenta, te va calando dentro, muy hondo.
Una propuesta sencilla a la par que muy visual, que, con pocos elementos hace magia: un neón rosa a modo de límite del escenario, un carrito de la compra, algunas muñecas y muñecos y ya, pero es que poco más necesita la actriz para llenar el escenario. Su presencia, su voz, su historia es el elemento principal. Y es que esta creadora, dramaturga y actriz es una todoterreno que sabe muy bien cómo contar algo tan transcendente. Un monólogo pasado por el humor más liviano, las imágenes más potentes, mezcladas con minutos sobrecogedores, incómodos y emocionantes.
Y es que, ¿Qué mujer no se ha hecho esta pregunta más de una vez en su vida? Todas tenemos que pasarlo en algún momento, que puede ser rápido si tienes muy claro el no, pero que puede ser eterno si no sabes cuál es tu camino: si no sabes si ese deseo de maternidad que a veces sientes que es tuyo, es en realidad impuesto por la sociedad: ‘¿seré buena madre?’ ‘¿y si me pierdo algo por serlo?’ ‘¿y si no tengo recursos para mantenerlo?’, o por tu familia ‘¿para cuándo los hijos?, ¡qué se te va a pasar el arroz!’. Los elementos externos no ayudan, y ahondar en tu propio yo, en el que está tu auténtica respuesta, no es tan fácil. Sin contar con que, si quieres ser madre, la sociedad no te lo pone nada fácil: trabaja, produce, gánate la vida…. uy, treinta y muchos… ¡congela óvulos que no podrás tener hijos!… Y así van pasando los años del capitalismo productivo sin que te des cuenta de que tu deseo ha pasado a un segundo plano que te lleva irremediablemente a una clínica de reproducción asistida. Bingo, la máquina funciona a todo trapo.
Como la propuesta de Salve Regina, con escenas que van desde un grupo de ayuda mútua, a la clínica de fertilidad, a buscar respuestas en soluciones alternativas e incluso mágicas, Regina, nos lleva por diferentes etapas por las que pasan muchas mujeres cuando la maternidad, sin saber al 100% si es deseada o impuesta, se convierte en un camino con muchas curvas, alguna que otra peligrosa.
Un texto tan cómico como profundo que es muy necesario, necesitamos visibilizar todas las maternidades, necesitamos visibilizarnos para dejar los tabús atrás, porque una mujer es madre desde el momento que desea serlo y una mujer está completa desde el momento en el que nace mujer, y punto, no necesita traer otro ser al mundo, si no lo desea. Gracias Ángela por tu valentía, tu humor y tu creatividad. Salimos de la obra con el alma llena y sintiéndonos parte de una rave hacia la maternidad, ¡qué viajazo!