En Refugiada poètica Claire Ducreux llena el escenario de belleza, poesía y un toque de humor ingenuo y próximo. Su espectáculo combina de manera magistral la danza con el mimo, el clown con el gesto, para dar vida a un personaje entrañable y lleno de bondad que nos dejará participar de sus sueños y deseos más íntimos. La música suave y los hipnóticos movimientos de Claire Ducreux, limpios, lentos, y hermosísimos, hacen el resto y consiguen fascinar al público desde el primer momento.
Yo me sentí como una niña pequeña delante de una tienda de golosinas. Embelesada y con ganas de que el espectáculo no acabara nunca.
Totalmente recomendable.