Una emulación de Medea

Querencia

Querencia
19/11/2014

El texto de Paco Zarzoso es muy potente, es a la vez intelectual y visceral, pero por otra parte, peca por exceso de grandiosidad y esto lo aleja de la verosimilitud. La historia se resume en una gran actriz que una noche, acabada la representación de Medea, va a visitar a su exmarido y ambos tienen una conversación llena de reproches, de insultos y de heridas profundas. Ella parece en todo momento que no ha salido de la piel de Medea porque le vomita todo el odio del que es capaz. Él se lo devuelve con la misma intensidad. No digo que el diálogo no tenga que ser intenso y demoledor, que lo es, pero para mi gusto, se vuelve histriónico y alejado de la realidad en muchos momentos. Aparte del texto, está la exageración de la formas, que llega al punto culminante cuando se arrancan las pelucas el uno al otro. En momentos como este la obra traspasa el límite del drama contemporáneo y parece que quiere adentrarse en la grandiosidad y la insondabilidad de la tragedia griega. A mí me pareció excesivo.

Pero Querencia no es una mala obra, todo lo contrario. Es un texto muy bien escrito y articulado, pero hiperbólico. Como también lo es la interpretación de Verònica Andrés y Álvaro Báguena, sobretodo la de ella, que es realmente una Medea aterradora e impresionante, especialmente fuera del escenario, que es donde la obra la sitúa. Representa una actriz brillante, engreída y exagerada, incapaz de llevar una vida personal ordenada, que va a visitar a su exmarido para humillarle. Para defenderse, él la ataca con el mismo grado de bilis que ella escupe. Los dos actores hacen un trabajo muy brillante.

Lee la crónica completa (en catalán)

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