Pasión cibernética

Es una apuesta arriesgada y valiente de Lucia del Greco por adaptar un texto de la premio Nobel de literatura Annie Érnaux. Pura Pasión se estrenó en Temporada Alta y es la primera vez que se representa en España adaptada al teatro.
El texto es la apasionada espera de una mujer por un hombre casado que nunca sabe cuándo vendrá. Es una relación esporádica y aislada erótico-sexual que no va más allá ya que el placer se ve desplazado por el dolor de la pérdida: «vivía el placer como un dolor futuro». La pasión desenfrenada que tan bien describe Ernaux, maestra del intimismo, es el núcleo de la novela que la protagonista sólo puede describir cuando empieza a verla lejos. Es una obsesión patológica por una presencia.
Se podría haber adaptado de muchas formas pero Lucia del Greco opta por el máximo contraste, una máquina cualquiera que Cristina Plazas va desmontando poco a poco mientras se adentra en su historia. Lali Canosa es la creadora de este motor que la intérprete va moviendo, deshaciendo con calma y le permite tocarlo, abrazarlo, hablarle como si fuera él que está allí con ella. La directora juega con el contraste entre la pasión y la frialdad de la mecánica en este espacio futurista diseñado por Pol Roig. Es una máquina y una tecnología que ella puede manipular a su antojo mientras no puede controlar su pasión. Es toda una lucha de contrastes permanente que comienza con las diferentes formas de vivir la relación de uno y otro.
La interpretación de Cristina Plazas es cálida pero con una serenidad que vuelve a contrastar con sus sentimientos incontrolables y su mente agitada y desquiciada.
Detrás de todo este montaje está la gran Annie Ernaux que siempre nos conmueve.