La historia de una pareja que con la excusa que quieren tener un hijo, nos explican sus miedos, su día a día. Hablan de ellos, de la vida, de los problemas, de la sociedad y donde los espectadores nos convertimos en simples voyeurs.
Y lo mejor de todo, encontramos química entre Pau Roca y Carlota Olcina. Desde el inicio nos podemos creer que son pareja. El juego de miradas, como se cruzan las manos, como se tocan, se acarician. Han trabajado mucho para que nos podamos creer que hay química entre ellos.
La dirección de actores para hacerlo creíble, parece que no se ha tenido que trabajar al creerlo. Sin cambios de vestuario, ni de escenografía han hecho el que es más difícil en el teatro. Creerte como van vestidos, donde están o directamente el paso del tiempo. Con un mínimo de elementos renace la magia.
Genial el hecho que con una vuelta, un giro o un cambio de entonación te transporta en otro instante de la historia que nos quiere explicar.