El día del estreno siempre es difícil pero los actores de Postals de Nadal lo superaron con nota. Ni los nervios durante los cambios de escena ni las pequeñas trabas de dicción pudieron eclipsar ninguna de las 4 historias que vimos. Son escenas cortas: claras, concisas y directas. Sacadas de situaciones cercanas y, más o menos, típicas de estas fechas navideñas. Llenas de humor pero siempre con un punto trágico muy trabajado que llega directamente a la emoción del público.
El espacio juega a favor de la obra. Gracias a la proximidad puedes ver como de vivas están las escenas y como de conectados están los actores. La escenografía es muy sencilla: varias cajas negras que van configurando los cuatro espacios, un arbolito de Navidad y un sofá. El juego de luces y el espacio sonoro acompaña la obra y tampoco destaca en exceso. Por lo tanto, vemos como todo el protagonismo lo cogen los actores (incluso por delante del texto o del argumento). Y cómo estos son buenos (y lo hacen con ganas e ilusión) Postals de Nadal acontece una buena propuesta para disfrutar del teatro y llegar a las fiestas con una sonrisa a los labios.