La vida de Marilyn Monroe estuvo marcada por altibajos. Uno de los puntos más frágiles de su biografía se encuentra hacia el final de su vida, cuando la ingresaron en un centro psiquiátrico y su matrimonio con Arthur Miller ya hacía aguas. Y aun así, Marilyn Monroe se mantuvo en toda su dignidad. Esto es lo que viene a contarnos la obra Piano Blanco, donde Jimena González encarna la actriz norteamericana. La obra es la historia de aquellos días, de los pensamientos que la atravesaron durante aquella estancia así como un viaje hacia los orígenes traumáticos de Norma, es decir, de Marilyn antes que se convirtiera en Marilyn. El relato se articulará con la palabra y con el canto, en una habitación sobria, y acompañada de un elegante juego de luces y un piano. Un piano, por cierto, con una carga biográfica: simbolizar el piano blanco de la joven estrella de Hollywood.
El libreto de Marcelo Caballeo es acertado, aunque le falta fuerza teatral: ¿qué objetivo tiene la toma de palabra, el propio monólogo, más allá de explicar una historia al público? Por su parte, la interpretación tiene solera, con una correcta dicción y una completa entrega por parte de su protagonista. Con todo, una bien jugada combinación escénica, a caballo entre el monólogo y el musical –¡gran acompañamiento del pianista Fernando Herrera!– que convierte la obra Piano Blanco en una buena opción a considerar para los amantes de Marilyn Monroe y sobretodo, del teatro en la intimidad.