Una adaptación deliciosa

Pedro Páramo

Pedro Páramo
18/07/2021

Adaptar un clásico o una obra consagrada es siempre una arma de doble filo: tanto atrae el público como eleva las expectativas y la probabilidad de decepción. En el caso de Pedro Páramo había, además, la dificultad añadida de adaptar la novela original de Juan Rulfo al formato y las especificidades de la dramaturgia. Y una vez vista la obra, solo cabe aplaudir el tour de force realizado por Pau Miró.

Sobre el argumento poco nuevo hay que añadir. Cuando fallece su madre, Juan Preciado decide salir al encuentro de Pedro Páramo, en Comala. Allí conocerá al miedo, a su hermano Miguel, al caciquismo, a la difunta y amada Suzanne, a la revolución y a la muerte que han convertido las calles de la aldea en un desierto y que ambientan esta obra de culto del realismo mágico. Aunque en la adaptación teatral, lo importante no es la trama sino cómo contarla.

Aquí, la mano de dirección de Mario Gas no podría haber sido más acertada. La sucesión de las numerosas escenas es dinámica y está perfectamente hilada, si bien el arranque de la obra puede resultar un poco tibio y se requieren exigencia y atención al espectador. Como contraprestación, éste recibe una entrega incondicional de sus dos únicos actores, Vicky Peña y Pablo Derqui, que encarnan el resto de personajes de la obra con amplio abanico de recursos y un despliegue camaleónico de registros.

Aunque no están del todo solos. Cuentan también con la escenografía, a cargo de Sebastià Brosa, que ejerce de pata angular junto a Peña y Derqui. Con un decorado austero y lúgubre y proyecciones sobrias logra sostener al avance de la obra, consiguiendo una gran naturalidad en los cambios de escena y sin restar protagonismo, ni a la obra ni a los actores,  pese a sus deslumbrantes momentos fotográficos.

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