Orgasmos llega al Club Capitol con la voluntad de recrear una de las temáticas más concurridas a lo largo de las comedias que tratan sobre el amor: la oposición entre los hombres y las mujeres y los problemas que surgen entre ambos y sus relaciones.
Anna Bertran y Ferran Terraza son un dúo de actores que funciona muy bien, y además esto está acompañado por una gran interpretación que da mucho cuerpo a la obra. Llega un momento en el que no sabes distinguir entre el actor y el personaje, y eso es un gran logro. De esta manera, este dúo nos intenta narrar todas las diferencias que hay, ha habido y habrá entre hombres y mujeres desde los inicios de los tiempos.
La obra se basa en la eterna distinción entre géneros y los problemas que nacen en las relaciones entre ambos, hecho que supone que en ocasiones se llegue a un tratamiento erróneo de los géneros que cae en tópicas no muy acertadas. Pese a una actuación e interpretación muy buena por parte del dúo, hay algunas partes del guion que chirrían un poco: ¿Dios creó a la mujer debido a que el hombre estaba aburrido en el paraíso? La obra presenta una contraposición de géneros que explica las dificultades para entenderse entre ambos, pero tratada desde una visión muy tópica que tiende a dejar a la mujer en mal lugar (coqueta en extremo, solo se fija en la ropa, habla mucho, es cotilla y curiosa…)
Pese a que se trata de una obra basada en tópicas que –bajo mi punto de vista—no se corresponden con la realidad de los géneros (una mujer no es más cotilla que un hombre por el mero hecho de ser mujer, por ejemplo), los actores consiguen que el público se entregue a la obra, que participe, y que ría mucho.