Y también algunos otros países mediterráneos. Dimitris Dimiatriadis escribió esta obra sobre su país hace unos treinta años, pero hoy por desgracia está de plena actualidad. Una monólogo donde la desesperanza es patente todo el rato, y es que en Grecia entre la segunda guerra mundial, la civil que les sobrevino a continuación y el golpe de estado de los coroneles, se fumaron una generación entera (aquí tampoco tuvimos demasiada suerte). Marcia Cisteró, en un escenario pelado sólo lleno de altavoces que de vez en cuando emitían ruidos, ha defendido con dientes y uñas un texto dificilísimo, duro de escuchar y duro de interpretar. Quizás un poco demasiado largo.
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