No una adaptación de Farenheit 451 de Ray Bradbury sino una especie de continuación: ¿qué le pasó a Montag, el bombero que se rebeló contra el sistema que le hacía quemar libros?
Una distopía (mi género literario preferido) que, como es debido, pasa en un tiempo futuro inconcreto … si bien no cuesta nada ver paralelismos con la actualidad. No es un texto fácil y creo que se aprovecha mejor si se conoce, aunque sea de paso, el referente. Este texto, como el original, genera diferentes lecturas: la crítica a la censura por parte del poder (la quema de libros para evitar la propagación de ideas no ortodoxas), que es la primera explicación que daba Bradbury, la manipulación mediante el miedo a un ataque externo poco concreto …
A mí me cautivó la visión sobre la infantilización a que nos aboca la sobreexposición a los contenidos vacíos de la televisión y similares, que también nos impide pensar, llegando a tratamientos médicos y psicológicos aplicados a aquellos que quieren pensar por sí mismos y hacerles olvidar esta capacidad. Esta lectura -la que defendió Bradbury con posterioridad- me atrapó; de hecho, cada vez se lee menos y estamos enganchados a cualquier pantalla disponible. Aquello de que la vida imita al arte.
Buenas interpretaciones para un texto difícil, no por denso, sino por las aristas, personajes doblados, saltos en el tiempo … muy bien ensamblados por la dirección, que combina momentos dramáticos (el Montag viejo) con tiernos (Montag de joven con la chica aparentemente inocente pero con la fuerza destructora de dogmas del pensamiento libre, que le hará abrir los ojos) y cómicos (la vida cotidiana).
Lo mejor: salir con ganas de releer el original; objetivo conseguido.