Marta Barceló ganó con esta obra el Torneo de Dramaturgia de Baleares 2016.
Todas las obras de esta autora ganan algún premio. «Tocar mare» me sorprendió muy agradablemente tanto por la originalidad como por el profundo conocimiento psicológico que demuestra en las relaciones madre-hija. Con “Tocar mare” ganó Els torneigs de la Temporada Alta de Girona (2016) y el Transatlántico de Buenos Aires (2017).
Sabía que «Abans bo arribi l’alemany» no me defraudaría pero lo que he visto hoy es un texto fantástico y una maravilla de interpretación. Habla del shock al recibir la noticia, el rechazo, la aceptación y la reconstrucción psíquica de una mujer diagnosticada de una enfermedad conocida desde principios del siglo XIX, que actualmente tiene un fácil diagnóstico pero un difícil tratamiento y una evolución bastante desconocida.
Si en las primeras representaciones de esta obra, Muntsa Alcañiz iba acompañada de Pedro Mas que interpretaba a todos los personajes, en esta ocasión cada uno de ellos es un actor o actriz diferente que están colocados en la parte posterior del escenario y van saliendo a escena cuando lo pide el texto. Sin ser profesionales del teatro, todos y todas las intérpretes han superado con creces las demandas del director, Lluís Girbau, que le da a la obra el ritmo y compás necesarios. Cabe destacar las actuaciones de Lluís Casanova en el papel del cura, Anna Gras Carreño en el de tendera o Cesc Vidal en el de mecánico.
Carme Canet, espléndida en el papel de Júlia, la protagonista, ha entusiasmado al público. Ha sabido transmitir todos los estados de ánimo desde el asombro hasta la aceptación, pasando por la negación, la rabia, la desesperación. En un proceso de lucha personal llega a encontrar un sentido a la poca vida de relación que tiene por delante.
Como en un dúo de lucimiento de una ópera belcantista, el público ha aplaudido al finalizar la escena de amor de Carme Canet y Lluís Girbau.
Todo estaba bien trabajado, el ritmo adecuado, los rápidos cambios de escena y el movimiento justo para entender las modificaciones en el pensamiento i los sentimientos de Júlia que se van produciendo.
La escenografía de Laia Girbau, Josep Navarro y Xavier Trilles es aparentemente sencilla pero muy trabajada y efectista. La iluminación de Laia Girbau, Alba Girbau, Sancle y Andreu Aldea es imprescindible para mostrar la escena en un lugar determinado del escenario o para salir de foco cuando es un pensamiento de la protagonista fuera del diálogo.
Por todo ello es una obra que nadie puede perderse porque además de ser una obra redonda nos aporta una lección de vida. Esperemos que giren por otros teatros.