Duelo desigual de reinas

Maria Stuarda

Maria Stuarda
06/01/2015

Es una auténtica joya que el Liceu haya programado una ópera tan maravillosa y llena de belleza como Maria Stuarda, que no entiendo por qué no se representa más. Es una ópera con un argumento de trasfondo histórico —aunque sea poco fiel a la historia real—, que contiene la confrontación entre dos reinas muy poderosas: la de Inglaterra, Elisabet Tudor, y la de Escocia, María Estuardo.

Las dos reinas fueron Joyce DiDonato como Maria y Silvia Tro como Elisabetta. DiDonato es una cantante perfecta, con una voz preciosa y aterciopelada, una técnica impoluta, un fraseo excelente y una línea de canto delicada, muy adecuada para el belcanto. Pero es una mezzosoprano que aquí hace un papel de soprano, y eso se nota. Aunque cabe reconocer que hace una creación memorable del personaje de Maria en todos los sentidos.

La otra reina, Elisabetta, fue Silvia Tro, que es una cantante muy segura y competente, pero que no es mezzo, como ella misma quiere decirse. Es una soprano lírica en un papel que no es el suyo, porque a pesar de tener buena técnica, la voz es un poco estrecha y esto hace que en los momentos de más tensión dramática se quede corta.

La escenografía, que firman Patrice Caurier y Moshe Leiser, es muy sobria y un poco rara, pero correcta. Como vestuario, hay que destacar que solo las dos reinas llevan vestidos de época, muy fastuosos, mientras que el resto de personajes van vestidos de la época actual. Es como si la historia se limitase a las dos contrincantes y el resto fueran espectadores del duelo a muerte. Es chocante pero no molesta. El resultado es una gran ópera en una interpretación globalmente muy buena, sin llegar a la pura excelencia.

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