Esto ya lo sabíamos; los internos del manicomio de Charenton representan una obra escrita por el marqués de Sade, y claro, sonado él y locos los demás… La pieza de Weiss no ha perdido nada con sus cincuenta años en la espalda, y los sevillanos de la Atalaya pienso que lo han bordado. En una escenografía espectacular para sencilla, pero innovadora, se han movido entre las inmensas cortinas blancas, han actuado, han cantado… y al final Charlotte Corday ha asesinado a Marat mientras estaba en la bañera, tal como estaba previsto. Si la quiere ver sólo tiene tiempo hasta el domingo.
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