Cuatro hermanas encaran una noticia dramática y sus consecuencias. En el día más importante de una familia mafiosa, la boda de la hija pequeña, un asesinato lo dinamita todo. En medio del caos y ante la ausencia de novios, primos y maridos, los supuestamente valientes, ellas, las mujeres, podrán tomar las riendas de sus vidas, brindarán por lo que no recibieron y decidirán por sí mismas, por una vez en la vida… o muerte.
MAFIA da el protagonismo a quienes acostumbran a estar en segundo plano, las mujeres. The Mamzelles (creadoras e intérpretes) cuestionan los roles asignados, esperados, ejecutados e interiorizados -incluso con peleas entre las protagonistas por envidiar el papel asignado a otra de las hermanas-. Han escogido como muestra un terreno enfermizamente masculino: los clanes mafiosos, donde las mujeres o son mammas que cocinan (no es casualidad que todo pase en una cocina), esposas florero o prostitutas/amantes. Sí, un mundo extremo pero debajo de las capas de lo caricaturesco, que tan bien funciona, hay mucho poso de realidad. El mensaje reivindicativo es claro y directo como un balazo pero lejos del simplismo ramplón.
Todo a través de personajes bien definidos y envuelto con humor muy, muy negro, gore y mala leche pero también momentos de dolor por el amor no recibido, transiciones electrónicas y hasta inicio en italiano. He visto la obra en diversas ocasiones y temporadas y en su evolución han conseguido un equilibrio entre la farsa y ser contundente más que estridente sumamente apreciable.
La frase: – Éramos sus princesas. -Y sólo eso.
En resumen: delirante, tarantineana, excesiva, divertida, creativa, salvaje y, sobretodo, reivindicativa. Estupendas The Mamzelles (Paula Malia, Barbara Mestanza y Paula Ribó) y estupenda Júlia Molins (su momento de transición de risa a llanto es magnífico).