Si la miras fríamente, la estructura orgánica de una ciudad es como una colmena de abejas. Toda muy distribuida, perfectamente compartimentada, donde cada pieza tiene su función. Dentro de esta organización, las personas ocupamos un espacio minúsculo que se convierte en nuestro rincón de paz, un refugio al cual damos identidad dentro de la homogeneidad de la ciudad -aunque todos acabemos decorándolo de la mano de Ikea-.
Con una escenografía mínima, una iluminación suave, una interpretación esperpéntica y una serie de situaciones absurdas, Mr. Kubik Producciones SL ha intentado retratar, sin demasiada conexión con el público, este sentimiento de libertad individual del que todos disfrutamos cuando estamos en casa, esta sensación de plenitud que nos rodea cuando ponemos las llaves en la cerradura; y la angustia que sentimos cuando nos damos cuenta que somos abejas obreras y no reinas, todas amontonadas en edificios estrechos y viviendas ridículas de las cuales precisamos salir con frecuencia para respirar, llenar los pulmones de aire fresco y volvernos a sumergir con la alegría del primer día.