Sugar fue una adaptación muy literal de Con faldas y a lo loco, con una gran pareja cómica, Xavi Duch y Rubén Yuste, un musical divertido para todos, con pocas sorpresas pero es que no eran necesarias, sabíamos qué íbamos a ver y qué esperábamos.
Ahora, los responsables nos sorprenden con una adaptación del thriller de Alfred Hitchcock totalmente rompedora y sorprendente. Con respeto hacia el original pero rompiendo todos los esquemas y límites. Lo que era un filme de suspenso aquí es una alocada y trepidante comedia. Tenemos todo lo importante del film: un inocente falsamente acusado, la mujer fatal, traiciones, persecución sin tregua, giros inesperados… y todo un añadido de risas a discreción.
Para conseguir esta combinación se utiliza una puesta en escena con referentes y trucos del lenguaje cinematográfico (como si estuviéramos viendo un rodaje) y que saca partido de las «trampas» del teatro. Que el público aplauda después de un recurso escénico original tiene mucho mérito y es justo dejar patente el gran trabajo de regiduría.
Ahora bien, esta fiesta no sería posible sin la entrega absoluta, complicidad y comicidad de los 4 actores (Laura Olivella / Marta Tomasa, Javier Arroyo, Yuste y Duch) que interpretan con vestuarios exagerados, pelucas, acentos hilarantes… a un centenar de personajes. Un espectáculo en sí mismo.
El ritmo es trepidante, sin tregua, a una sorpresa le sigue otra, un juego escénico de comicidad absoluta, absurda, a ratos de slapstick, de humor inglés, físico, de juegos de palabras, de películas de los Zuckers y Abrahams, con aires de los Monty Pyhton y a ratos tan tonto que piensas en cómo puedes estar riendo tanto. Y a todo esto no se pierde la intriga. Entre risas quieres saber porqué y quiénes persiguen al atribulado Hannay. Y claro, sales con ganas de repetir y revisitar (o descubrir) la película. Y con la certeza de que Duch es un monstruo y con Yuste son, sin duda, una pareja cómica para muchos años.
En resumen: se os ocurre un mejor plan que reír (y mucho) de la mano de Hitchcock?