39 escalones nos presenta un teatro muy cinematográfico. Un gran juego de escenografía que nos acerca al montaje en sí. Un constante movimiento en el escenario que da un gran dinamismo a la obra.
Una obra hitchcockiana llena de suspense, que no pierde la esencia de thriller pero que arriba al escenario coge un tono cómico. Es a través de ella que acerca un clásico a todos los públicos, un trabajo que debe ser reconocido; dicen que los clásicos no morirán nunca, pero a veces son poco frecuentados por las nuevas generaciones.
Un trabajo muy elaborado por parte de los cuatro actores que consiguen subir 100 personajes sobre el escenario.
Una historia muy bonita, pero donde no tienes que buscar un fin moral, o una evolución a los personajes de manera clara. Una historia que ya en el film tiene muchas incongruencias, pero como buenos espectadores aceptamos. No es una obra para analizar sino para disfrutarla.