Nunca olvides lo que eres

Lluís Homar: Cyrano

Lluís Homar: Cyrano
28/02/2018

Nunca olvides qué eres, porque desde luego el mundo no lo va a olvidar. Conviértelo en tu mejor arma, así nunca será tu punto débil. Úsalo como armadura y nadie podrá utilizarlo para herirte. Esta es la frase en forma de consejo que Tyrion Lannister le (nos) regala a Jon Snow. Para que sea de Cyrano, solo le falta el verso.

El equipo de Terra baixa vuelve a unirse en este montaje en el que sí, esta vez hay más de un actor. Aunque Lluís Homar sigue siendo el protagonista. Con este punto de gran hombre, inteligente, perspicaz y lleno de nobleza, cómplice con sus amigos y eficiente para vencer a sus enemigos. Cyrano es un clamo por la dignidad de lo imperfecto, por el honor, por la buena consciencia que tanto nos falta. Por todas aquellas cosas bien hechas y que rozan la frontera entre el heroísmo y el “de bueno, tonto”.

Pau Miró dirige con una puesta austera que huye del realismo. Todo ocurre en una sala de entrenamiento de esgrima en la que todos los personajes visten con uniforme y utilizan las espadas. También el femenino. Pese a no poder salirse de un texto que no le da demasiado poder a la mujer, Aina Sánchez huye del estereotipo sumiso y consigue crear una Roxane valiente, inteligente y con fuerza. Y sí, ella también lleva espada.

La iluminación fría y dura de Xavier Albertí y David Bofarull y la escenografía de Lluc Castells le dan un toque intimista, con voluntad de llegar a la esencia de los conceptos y las emociones. Y esto se mantiene hasta el final, con sabor a epopeya y marcado por la simpleza y la elegancia. Con el buen gusto de los enanos, los bastardos y los narizudos admirables.

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