Luz y oscuridad en el Paralelo de los años 30

L’Emperadriu del Paral·lel

L’Emperadriu del Paral·lel
24/08/2021

Lluïsa Cunillé es la autora del texto que dirige Xavier Albertí que se despide con esta obra de su paso como director del TNC.

Es una obra de teatro documental situada en un lugar concreto, el Paral·lel de Barcelona, en un momento también muy concreto, a finales de los años treinta, en las postrimerías de la dictadura de Primo de Rivera y en el momento político convulso y apasionante que prepara el advenimiento de la segunda República. Es una época de crecimiento industrial y económico. La riqueza se acompaña de alegría y el Paral·lel se llena de fiesta, teatros, canciones que serán míticas, artistas, cantantes, bailarinas y músicos de todo tipo. La riqueza comporta también desigualdades sociales, pobreza y miseria. La cara oscura de la época queda bien reflejada en la oscuridad de esta obra.

Todo esto y más quiere estar presente en esta ambiciosa pieza que mezcla personajes que entran y salen, cantan y bailan en el café “La tranquilitat” y en un bloque de cinco pisos que obliga a los artistas a subir y bajar escaleras continuamente. Es la escenografía y montaje de Lluc Castells, un andamio con escaso presupuesto que resulta muy convincente.

La muerte de una famosa cupletista del Paral·lel, Palmira Picart, permite al periodista Roca Alsina encarnado por Pere Arquillué y a Silvia Marsó que representa a una pianista, cupletista, cantante sin trabajo, ir presentando a 38 personajes de aquel momento: políticos como Lerroux o Ferrer i Guàrdia, escritores como Valle Inclán, actores como Santpere, cómicos como Ramper o Alady, cupletistas como Merceditas Serós, anarquistas como Teresa Claramunt y otros. El hilo argumental es tan fino que nos obliga forzosamente a repasar la historia.

Todos estos personajes están representados por 13 actores y actrices cuyo trabajo es admirable por la rapidez en el cambio de vestuario, (de Maria Araújo, por cierto, cedido por el Teatre Lliure) y la rapidez en los cambios de escena. La caracterización por Imma Capell hace difícil reconocerlos.

Maria Hinojosa es Palmira Picart, conmovedora cantando cuplés, Montse Esteve que había ya demostrado sus grandes cualidades de actriz, nos sorprende ahora cantando “Soy actor, actor bajito y delgadito y me voy en un barquito”. Oriol Genís está impecable representando al populista Lerroux. Aina Sanchez interpretando a Mercè Serós aporta aire fresco a la primera escena cantando el primer cuplé. Albert Mora, reconocido actor de la escena catalana a quien habíamos visto por última vez en “La filla del Mar” es en esta ocasión Josep Santpere y cuatro personajes más. Mont Plans está espléndida de Doña Virtudes, la madre de Palmira Picart. No podemos olvidar al omnipresente Jordi Domenech, actor, pianista y contratenor muy gracioso con su sombrero de plumas. Chantal Aimée, Carme Sansa, o Alejandro Bordanove completan el elenco. Lo mejor de la obra son los cuplés, las canciones, las coreografías y los intérpretes. Lo peor, el revoltijo de personajes y la falta de un argumento que enganche al espectador.

Es una obra que yo recomendaría a los conocedores de la historia que sabrán diferenciar los personajes reales de los ficticios y a todos aquellos que tengan tiempo para documentarse y revisar la historia después de haber asistido al espectáculo.

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