La Zaranda sigue viviendo

La Zaranda: Ahora todo es noche

La Zaranda: Ahora todo es noche
14/10/2017

Con 40 años de historia, la Zaranda sigue con su particular poética: Una inmersión en la vida de los colectivos más marginados para reflexionar sobre la vulnerabilidad del ser humano. Si hace dos temporadas abrieron el curso del Romea con El grito en el cielo, situado en un hospital de enfermos terminales, en esta ocasión interpretan a unos sintecho que sobreviven pese a la oscuridad en la que viven. A través de diferentes escenas típicas de la vida de un mendigo – buscar refugio, asistir a un comedor social- los personajes poetizan sobre lo que implica resistir, sobre el miedo y la incertidumbre, pero también sobre la esperanza que da la lucha. Poco a poco, los actores abandonan su condición de personajes para hablar en boca de la compañía y transformar su discurso en un alegato a favor de la resistencia del arte, del teatro y de la Zaranda. Con poesía, metáfora y contemplación.

El ritmo pausado viene acompañado por un bello e imaginativo despliegue escenográfico. Manipulados por los propios actores, los elementos más pragmáticos – carros de la compra, cubos de basura- adquieren significados mágicos. La composición queda pulida por una iluminación llena de claroscuros en los que la ausencia de luz se contrapone a los rayos de esperanza.

Al final, el grupo formado por Gaspar Campuzano, Enrique Bustos y Francisco Sánchez sigue viviendo en aquello que la constituye. En una esencia que poco ha sido alterada o evolucionada. Un teatro con sello propio pero algo anticuado, para público en búsqueda de una experiencia casi espiritual. La Zaranda sigue viviendo 40 años después, fiel a su estilo, a su sello y a su público.

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