La Trena es una pieza maravillosa y tiene todos los elementos que hacen a una obra de teatro imprescindible: un texto de partida muy bonito, una historia cuidada, una adaptación a teatro súper bella, -el texto original es una novela-, una actrices y una dirección magnífica…
Tres mundos aparentemente muy alejados que se unen a través de la historia de tres mujeres excepcionales y valientes, que sin saberlo, están muy unidas. Y en esta unión se hace imprescindible la figura de la narradora, Clara Segura, que ayuda al público a puntualizar y contextualizar las tres historias con la elocuencia narrativa que la caracteriza como actriz.
En escena, una estructura blanca en la que se proyectan diferentes paisajes, edificios, montajes que nos ayudan a adentrarnos en los tres mundos. Un inciso, no compres entradas para los laterales de las filas, sobre todo de las primeras, la visibilidad es súper reducida y puedes perderte algunos detalles, no sé si en el teatro han pensado en este detalle tan importante, pero vimos la obra por los pelos en algunas escenas… A pesar de ello, disfrutamos mucho de la actuación de las tres artistas Cristina Genebat, Marta Marco y Carlota Olcina, que dan vida a una cantidad de personajes increíbles, y lo hacen con tal naturalidad, con transiciones súper limpias técnicamente, que realmente parezca que el elenco lo conformen muchas más personas. Es una delicia para alguien que le guste el buen teatro ver a las tres encima del escenario, se disfruta muchísimo.
Y al final lo que te llevas, a parte de la calidad suprema de las artistas, son tres historias preciosas que culminan de manera muy emocionante en una: la de la sororidad.