Una Traviata descafeínada

La Traviata

La Traviata
24/10/2014

Hacía más de doce años que La Traviata no se representaba en el Liceu, cosa extraña en una ópera tan popular. A pesar de mi predilección por la ópera germánica, La Traviata me gusta mucho porque tiene un argumento sencillo, una música incisiva y diáfana, y sobretodo, un segundo acto maravilloso y lleno de emotividad. Pero La Traviata que hemos visto en el Liceu deja un sabor de boca no muy dulce.

Opté por asistir al reparto encabezado por Elena Mosuc y Àngel Òdena. El tenor que tenía que completar el trio protagonista, Michael Fabiano, canceló, como ya es habitual en el Liceu, y fue sustituido por el mediocre Leonardo Capalbo. El gran triunfador de la noche fue, sin ninguna duda, Àngel Òdena, que con una gran presencia escénica y una voz grande y amplia, hizo un Germont imponente y espectacular. Con el paso de los años Òdena ha mejorado muchísimo, ha pulido la técnica y la línea de canto, que a pesar de no ser del todo perfecta, es muy elegante. Estamos ante un barítono verdiano en toda regla, me atrevería a decir que es el heredero de Joan Pons.

Elena Mosuc fue una Violetta irregular. Es una buena soprano, pero tiene muchas limitaciones. La voz es pequeña, los agudos justean y no tiene legato. Con todo esto el primer acto fue muy discreto, con un “È strano” deficiente que hizo sufrir a los que la escuchábamos atentamente. En el segundo acto todo cambió. En el dúo con Germont estuvo muy convincente y mostró una buena línea de canto, que se confirmó en el tercer acto con un “Addio del passato” bien cantado y muy emotivo.

La puesta en escena fue muy negra, pero también muy bonita. Simbólicamente, el escenario era la lápida de Violetta Valéry, como se leía en el epitafio Ici répose Violetta Valéry, que llenaba todo el suelo. El mobiliario, el cortinaje y los vestidos eran preciosos, pero demasiado negros para el primer acto, que es una fiesta llena de alegría y jolgorio. Casi parecía una fiesta gótica. Pero David McVicar siempre cuida mucho el aspecto estético de las producciones, y así fue en esta Traviata con muchas sombras y algunas luces.

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