Los relatos relacionados con hechos históricos en nuestro país nunca están de más, sobre todo cuando se utilizan a modo de mostrar las atrocidades que se han cometido en los capítulos más crudos de nuestra historia. Eso lo sabía muy bien la escritora Almudena Grandes, autora del texto original que podemos ver adaptado a escena por Anna Maria Ricart, dirigido por Carme Portaceli y protagonizado por un elenco encabezado por la enorme Blanca Portillo.
Portaceli pone su sello particular a La Madre de Frankenstein, que, inspirada en hechos y personas reales, se ambienta en la España de los primeros años del Franquismo. En el centro psiquiátrico para mujeres de Ciempozuelos, donde reside recluida por parricidio Aurora Rodríguez Carballeira, el personaje interpretado por Blanca Portillo. Un personaje cuyas ideas conspiranoicas y obsesivas fascinan desde adolescente al psiquiatra Germán Velázquez, muy bien interpretado por Pablo Derqui; que ya la conocía desde hacía tiempo. Tanto que cuando le proponen volver a España de su exilio en Suiza, acepta a pesar de saber que su futuro en su propio país ejerciendo la medicina de manera más humana e innovadora, no va a ser nada fácil.
Con este hilo argumental de fondo, se suceden los diferentes personajes que acompañan a este dúo: Maria Castejón, interpretada de manera sublime por Macarena Sanz, completa el trío de protagonistas. Pero es que ninguno de los personajes, y por ende de las actrices y actores, tiene desperdicio: el director del centro psiquiátrico, los compañeros, el cura, la abuela de María Castejón, el resto de internas del centro psiquiátrico, las monjas… En definitiva, el elenco de la obra es de 10. Todos los y las artistas que realizan varios personajes, los bordan; cambiando de manera rápida y hábil de registro en un abrir y cerrar de ojos.
El espacio escénico es sencillo pero efectivo, y si bien a la obra puede que le sobre alguna escena, son precisamente las que nos dan un respiro del drama tan terrible que se nos relata.
Blanca Portillo contaba en una entrevista que le hacía especial ilusión hacer este papel porque era gran amiga de Almudena Grandes. Pues allá donde esté, estoy segura que la escritora se sentirá muy orgullosa de ella y de todo el montaje, que es un homenaje también a esta gran literata.