Es un teatro documental y de denuncia social. Esta obra es la historia de Lydia Cacho una activista por los derechos humanos mejicanos contada con todo detalle tal y como la podemos encontrar en todas las hemerotecas accesibles. Es por tanto una historia real. Es un recorte de la vida de Lydia Cacho, el momento de su detención en 2005 por la policía estatal de Puebla acusada de calumnia por lo que relata en su libro »Los demonios del Edén» que trata de las redes de influencias, de los abusos de poder y del encubrimiento por parte de las administraciones de las redes de prostitución infantil dirigidas por políticos y empresarios de alto nivel, apoyados por militares, policías e incluso dirigentes religiosos. El libro recoge el testimonio en primera persona de niñas sometidas a abusos sexuales que Cacho y otras personas protegieron creando el CIAM (Centro Integral de Atención a las Mujeres), especializado en la atención de mujeres, niños y niñas víctimas de violencia sexual que fue cerrado en 2012 por presiones externas y falta de financiación. Lo más impresionante es el sometimiento de una de las niñas a su abusador, la tergiversación de los hechos para sentirse segura. Es una constante en la víctima que el maltratador conoce muy bien y las mantiene sometidas.
Es un monólogo que se reparte entre Marina Salas y Marta Nieto. Ambas se ponen en la piel de Lydia Cacho, y las dos fueron premiadas ex aequo con el premio Max de este año a la mejor actriz. Marta Nieto en escena actúa, sufre, llora, se siente humillada e impotente por las fuerzas de seguridad corruptas y a las órdenes de los poderes ocultos. Sorprende un poco la fonética tan castellana cuando la acción está ubicada en Méjico y el resto de personajes (virtuales) son mejicanos.
El director José Martret utiliza las cámaras en el escenario operadas por Alicia Aguirre para poder llegar a rincones a los que no llegaría la visión del espectador. Es un montaje que se ha utilizado últimamente con profusión y no siempre con acierto. En esta ocasión, el espacio de la sala y del escenario lo permiten y la proyección en pantalla en el fondo del escenario ayuda a ver las expresiones de la protagonista.
Lo mejor de la obra es la historia de unos hechos que no por conocidos, son menos impactantes.
