Cuando fui al Teatro Rialto a ver La función que sale mal, algo me decía que la obra no iba a «salir bien» como su título vaticinaba, pero lo que no me esperaba para nada es que la obra saliese tan mal pero tan bien a la vez, y que fuese a conseguir que todos los presentes nos olvidásemos de todo, que desconectásemos por dos horas de lo acontecido en el mundo, de virus, de pandemias, de problemas, etc. y nos limitásemos simplemente a disfrutar como enanos y a reirnos a cada momento sin tregua alguna, de cada una de las acciones del magnífico elenco de actores que representaban la obra.
No quiero hacer ningún spoiler y poner en sobre aviso a quién se anime a ir a verla, pero pasan tantas cosas a la vez, la puesta en escena es tan increíble y dinámica, que a veces no sabías hacía dónde dirigir tu atención porque en todos los rincones de ese «fatídico» escenario, estaba sucediendo algo. Incluso tengo que confesar, que en algún momento temí por la integridad física de alguno de los actores, aunque fuese parte de las sensaciones que querrían despertar en el público.
Solo puedo decir que acompañando a la obra y como consecuencia de la misma, había una banda sonora de infinitas risas incluída la mia, que arropaba a los actores en sus «peores momentos», los cuales indignados, interaccionaban con el público asistente de maneras diferentes.
Eso si, me quedé con una duda. Cuando fuimos a entrar al teatro, los lectores de las entradas no funcionaban y no pudieron leer al menos las mias, ¿estaría empezando en ese preciso momento la obra?
Muy recomendable para pasar un rato divertido y por supuesto, seguro.