Todo aquel que ha tenido contacto con el teatro desde dentro, ya sea como aficionado o de manera profesional, conserva alguna anécdota divertida sobre algo que salió mal. Pero ¿qué pasa si TODO sale mal?
La función que sale mal es una divertidísima comedia que juega a la metaficción, al absurdo y al clown. Es maravilloso ver las ingeniosas soluciones con las que este grupo de actores (y técnicos, pues también ellos son personajes importantes en esta función dentro de la función) intenta sortear todos y cada uno de los problemas que se les presentan con la mayor entereza posible.
Si bien algunos gags se pueden hacer algo largos, el incremento paulatino de la magnitud de los percances dota a la obra de un ritmo vivo y de una comicidad que va in crescendo hasta el clímax final.
Está pensada para que cualquiera, haya tenido contacto con el teatro o no, pueda disfrutar ampliamente de ella (y, en estos tiempos que corren, vivir la experiencia de la risa colectiva es maravilloso) pero yo la recomiendo especialmente a quienes están trabajando o formándose para trabajar en este sector. A nivel técnico tiene muchísima complejidad y suma mucho a la experiencia ser consciente de cuántas personas tienen que trabajar para que La función que sale mal salga bien cada noche.