La verdad, no sabía muy bien qué me encontraría en este musical. Es fácil que las referencias a los Addams se confundan con los Munsters. La familia Addams son los nada ingenuos, algo siniestros, rebeldes, encantados de ser distintos de los aburridos «normales». Una familia a quien lo tétrico les parece alegre, sus mejores sueños son las pesadillas… y ahora se enfrentan a una muy real: la protagonista, Miércoles, la oscura hija siniestra, inteligente, azote de su hermano, altiva, desdeñosa del más mínimo indicio de romanticismo… va y se enamora de un chico normal, de una aburrida familia típica, de los de jersey en los hombros y madre con collar de perlas, seguidores de las normas. Las contradicciones, malentendidos y mundos tan opuestos están servidos para provocar situaciones cómicas y, si se quiere, reflexionar un poquito sobre aceptar la diferencia (vaya, suena un poco a La Jaula de las Locas). Porque, claro, al final, ¿quienes eran los monstruos? Los que vivían su vida con alegría y sin hacer daño a nadie -sólo algún sustito- o los normales que esconden secretos y usan máscaras?
Obviamente, los personajes son exagerados, grotescos quizás pero sensibles, y aquí está el quid: al fin y al cabo, son humanos y por eso nos ganan rápido.Interpretaciones correctas, destacando, otra vez, Lydia Fayrén (Los Miserables), con una voz de las que atrapan y Xavi Mira como el seductor, y seducido, Gómez. Música en directo (aunque no veamos la banda), en algún momento un poco demasiado blanda para ser los Addams (el compositor es Andrew Lippa, creador de la tan ñoña como emocionante John & Jen) y coreografías originales. Vestuario y maquillaje fiel al original.
Lo menos mejor: el tratamiento «blanco» de los personajes, lejos de la oscuridad original y una trama que se agota rápido.
Lo mejor: aunque bastante menos de lo que esperaba, hay humor, blanco, verde (sí, me sorprendió), no es´ta específicamente dirigida al público infantil y un poco del negro y la famosa sintonía con el inconfundible chasquear de dedos es contagiosa.
En resumen, si eres muy, muy fan de la saga pues lo puedes encontrar distorsionado y edulcorado – la posible psicopatía de Miércoles aquí es más bien una pose de rebelde gótica adolescente-. Para el resto, una historia de amor en una familia rarita que provoca sonrisas. Un buen rato, sin exceso