Seguro que has presenciado o formado parte, protagonista o no, de al menos una decena de bodas en tu vida. De todas ellas guardamos anécdotas y detalles para el recuerdo, algunos sentimentales, otros divertidos y otros bochornosos; pero ni aunando todos los recuerdos de mil y una bodas seríamos capaces de crear un espectáculo similar al teatral y musical Campanades de Boda de La Cubana.
Desde que se entra en el teatro el ambiente festivo de bodorrio comienza: en la puerta te recibe una gran tarta nupcial con una figura de novios bastante particular: una novia catalana y un novio indio, ataviado con traje tradicional
Desde que comienza el espectáculo, el ritmo frenético de la preparación de la boda no baja ni un sólo segundo: la tía, Margarita, y la madre de la novia, Hortènsia, van de acá para allá atendiendo a familiares, llamadas e imprevistos. En conclusión, preparando la boda del año en la que, la que debería ser verdadera protagonista, Violeta, ni pincha ni corta.
Además de la madre y la tía, que buscan la apariencia y la ostentosidad delante de los invitados; tenemos a un padre, separado de la madre, con una novia francesa que le gusta demasiado el champagne; una señora de la limpieza andaluza con mucho salero; un hermano de la novia gay y que a diferencia de su hermana él si se quiere casar- pero a este no le dejan; una nuera brasileña, mujer del otro hermano, muy aprovechada; unatieta religiosa que no entiende por qué la niña no se casa por la iglesia; y así un largo etcétera de personajes realizados entre tan sólo 12 espléndidos actores, doblando o incluso triplicando papeles, una auténtica proeza.
Metiendo todos estos ingredientes a la coctelera durante algo más de dos horas sin descanso, resulta un espectáculo musical y teatral costumbrista, con mucha chispa, enérgico y vibrante en el que nos recuerdan que todo acto social no deja de ser puro teatro, y más en el caso de las bodas.