A mí la bossa nova me aburre, qué le vamos a hacer … e incluso así, me interesó enseguida y hasta el final esta «otra» historia de la segunda canción más reproducida del mundo (y esto, ç¡como se mide?). Todos conocemos la historia de la linda Heló, quien de camino a la playa llamó la atención de Vinicius de Moraes y Jobim para componer A garota da Ipanema. Desconocíamos, sin embargo, la otra versión más interesante y tan real como la conocida pero mucho más profunda, real, agridulce… Así, esta obra con canciones, más que un musical, apunta a temas como el dilema de querer dedicarse a lo que nos llena o elegir un trabajo seguro, o cómo vivir una relación llena de amor cuando sabes que no durará para siempre. Está muy conseguido el aire de melancolía de los temas indicados, de la época pasada, los recuerdos…, que recae especialmente en las piezas musicales, que nos llegan, sean en castellano o portugués, y no pierde el interés a pesar de alguna laguna o incoherencia (el comisario a quien le cuentan la historia no es tan joven como para desconocer el contexto social, político, costumbres y leyes que afectaban a la libre elección de las mujeres).
Lo mejor: la naturalidad de Toni Sevilla, como co-narrador, y Adriana Garcia, la verdadera chica de Ipanema, radiante, que nos transmite la determinación e inocencia que toca a los 19 años y al mismo tiempo, querer vivir un cuento de amor sabiendo que tarde o temprano terminará. Y hay que aplaudir la valentía de, en este contexto, sacar adelante una obra con 8 intérpretes en escena, incluyendo música en directo.
Lo menos mejor: interpretaciones desiguales, donde falta conexión, complicidad, verosimilitud en las relaciones entre los personajes. falta química entre Vinicius y su enamorada, Nelita, o con su mejor amigo, y algún personaje queda desdibujado, como la propia Heló