La historia de Infanticida, de Caterina Albert, es ya todo un referente de género. Esta novela, presentada bajo el pseudónimo de Victor Català y ganadora del Jocs Florals d’Olot, evidenció el doble rasero de la sociedad catalana a la hora de juzgar un mismo hecho -el asesinato de un hijo- si el libro viene escrito por la pluma de un hombre o una mujer. Y ahora es otra mujer, Clara Peya, quien, dándole una vuelta de tuerca a la obra, nos trae esta atrevida propuesta -opera electrónica, le dicen- protagonizada por Neus Pàmies. De ella, resalta su habilidad de canto, su flexibilidad corpórea y, sobre todo, la capacidad expresiva tan necesaria para narrar un relato con tanto tinte emocional: el de una joven mujer embarazada en una relación frugal. La actriz, a través de su voz y de un colorido repertorio musical, nos narra su historia, primero cálida e ilusionante, después tensa, hasta llevarla a un clímax asfixiante y bien balanceada -la calidad de dirección de Marc Angelet queda patente-, que culmina con el asesinato de su propio hijo. Aunque este crimen, materializado por ella, viene también empujado por una familia y una sociedad enjuiciadora que cerca todo aquel que amenace la convención social. Toda una historia de actualidad, como ven.
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