Tres actrices, Maite Bassa, Montse Bernad y Blanca Soléque, interactúan entre ellas sobre un espacio negro y en escenas bastante cortas, nos muestran, más que contarnos… y de forma casi visual, con fuerza mímica, la angustia de la protagonista que no quiere aceptar la muerte de su amado, que hace un año que debería haber vuelto del frente de la guerra civil española. Las relaciones humanas entre las tres amigas, sus miedos y angustias nos las saben transmitir de una manera impresionante que hiere la sensibilidad del espectador desde el inicio de la representación.
Nos gustó mucho la puesta en escena, donde en algunos momentos el director Roger Ribó emula a Ferran Adrià, ya que en este espectáculo se «deconstruyen» físicamente algunas escenas y el espectador las puede ver de forma tridimensional, como si estuviéramos sentados al mismo tiempo en diferentes espacios de la sala… escenas donde dos personas que en teoría están frente a frente, se sitúan en planos diferentes no coincidentes.
Una pequeña joya que no debéis dejar pasar. Per saber más.